lunes, 27 de mayo de 2013

¿Cómo fomentar la autonomía a través de actividades de vida práctica?



La autonomía se puede definir como la capacidad que se posee para realizar actividades sin ayuda de los demás. En los niños y niñas de infantil es muy importante fomentar y potenciar el desarrollo y adquisición de la misma, por las siguientes razones:
1. Aumenta la autoestima.
2. Desarrolla la responsabilidad.
3. Fomentamos el desarrollo de la capacidad de aprender a aprender.
4. Están más predispuestos/as para afrontar nuevos aprendizajes.
 
Muchas veces debido a las prisas, tendemos a hacerles las cosas a los niños y niñas pensando que más tarde podrán aprender. Y otras veces, debido a la respuesta de los niños o niñas como “yo no puedo” o “yo no sé”, tendemos a hacerles las cosas. Esta actitud nuestra no favorece el desarrollo de los mismos.
Dado  que en estas edades tienen una actitud favorable para hacer las cosas por sí solos/as y para cooperar en las tareas de la casa y del colegio, debemos aprovechar esta tendencia para desarrollar la autonomía (periodo sensible según María Montessori).
Por lo general, los propósitos de los ejercicios de vida práctica han sido mal comprendidos, ya que no existe una noción clara del por qué los niños deben trabajar en ejercicios de esta naturaleza. Muchos creen que son útiles para que el niño aprenda a ayudar en su hogar, o para que él mismo pueda ocuparse de su ambiente, Sin embargo, los ejercicios de la vida práctica van mucho más allá, al permitirle al niño adquirir control sobre sus propios movimientos, dándoles orden y dirección y ayudándole a formar su propio criterio respecto a las actitudes adecuadas ante las situaciones sociales.
Los ejercicios de vida Práctica son usualmente los primeros ejercicios a los que el niño se siente atraído, principalmente por su deseo de introducirse en el mundo de los adultos, el cual ha estado fuera de su alcance. Actividades como rallar pan, cortar frutas o verduras, pulir metales, lavar sus manos, pasar agua de un recipiente a otro, lavar mesas, etc., son actividades que por su misma naturaleza les llama la atención. Para un adulto, es difícil pensar en estas actividades como algo placentero, hasta que realmente nos tomamos el tiempo para disfrutar el orden de los materiales, de las sensaciones, para oler la fruta al cortarla, ver nuestro reflejo en la plata, hacer diseños con la espuma del jabón sobre la mesa, o sentir como la crema de manos se desliza sobre nuestra piel hasta que es absorbida.
Ahora podemos pensar en el nivel de energía del niño y en su interés innato para aprender, para utilizar sus manos. Por ejemplo:  doblar servilletas no es sólo un ejercicio más. Le está enseñando cómo doblar las telas por las esquinas, cómo realizar dobleces de manera que la tela quede doblada de forma pareja, cómo dominar sus movimientos, para que no sean torpes, sino que sean  toques delicados.

ENTONCES, ¿PARA QUÉ SIRVEN LOS EJERCICIOS DE VIDA PRÁCTICA?

Los ejercicios de vida práctica son actividades formativas. Inculcan  inspiración, repetición y concentración en detalles precisos. Toman en cuenta los impulsos naturales de los periodos especiales de la infancia. Y aún cuando momentáneamente los ejercicios no tengan propósitos meramente prácticos, son un trabajo de adaptación al medio ambiente. Tal adaptación al medio ambiente y el adecuado funcionamiento dentro de él constituyen la esencia misma de una educación  útil.
Aunque los ejercicios estén orientados hacia el desarrollo de una capacidad, su propósito no es que el niño domine dicha tarea por sí misma sino ayudar a la construcción interna de la disciplina, la organización, la independencia y el respeto propio a través de la concentración de atención en un ciclo de actividad  preciso y completo.

Estos ejercicios abarcan dos niveles de desarrollo: El nivel personal por  medio de la práctica de movimientos aislados y ordenados, aprovechando el deseo interno del niño de controlar su propio movimiento para obtener su independencia, y el nivel social en el que el niño actúa conscientemente para ayudar a mantener el ambiente trabajando con otros y ayudándolos .
Son  ejercicios por  medio de los cuales el niño aprende a cuidarse a sí mismo, al ambiente y dominar las destrezas necesarias para relacionarse con el ambiente físico.  Permiten al niño imitar al adulto, le permiten desarrollar la coordinación, concentración, observación de detalles, aprendizaje de hábitos de trabajo y la preparación para utilizar materiales más complejos.

En el ser humano, la mente y la personalidad se desarrollan al aprender a controlar y respetar los medios físicos, para que las ideas, sentimientos y movimientos puedan transformarse en trabajo constructivo . El desarrollo de las acciones motoras, mentales y sociales es un proceso que involucra la habilidad de concentrarse y tomar decisiones, de analizar los movimientos componentes, esenciales y secuenciales y seleccionar, organizar y usar los materiales apropiados de forma correcta. Este proceso va a preparar al niño para las experiencias de la vida, y a desarrollar destrezas que le aumenten su independencia y confianza en si mismo. En realidad el niño está trabajando para perfeccionarse a si mismo. La perfección de sus actos también se va logrando por el equilibrio que desarrolla y el análisis de los movimientos que realiza. Esto alerta al niño sobre las muchas acciones que hace durante el día. También al repetir los actos va perfeccionando sus destrezas, por lo que los ejercicios están conectados a actividades comunes de la vida diaria, para que puedan repetirlas constantemente.

Esta área está diseñada para invitar al niño a actuar y trabajar en ejercicios de la vida real, los cuales apoyan su orden, coordinación, concentración y un sentido de independencia personal. Muchos de estos ejercicios fundamentales son necesarios para que el niño pueda vivir confortablemente en el mundo del adulto.
A través de los ejercicios de Vida Práctica, los niños desarrollan su autoestima, seguridad y atención para el dominio de las demás actividades más avanzadas del salón de clases Montessori.
Ésta área se divide en:
·                    Cuidado de la persona: aquí se encuentran trabajos como limpiar zapatos, lavarse las manos, sonarse la nariz, lavar ropa, vestirse etc.
·                    Cuidado del ambiente: recortar, barrer y lavar el suelo, pulir metales, coser, limpiar una mesa, pelar frutas o verduras  etc.
·                    Gracia y Cortesía: saludar a alguien y despedirse, observar y respetar el trabajo de los demás, esperar en su sitio, espera del turno etc.
·                    Juego del Silencio: escuchar los ruidos del ambiente, observar un objeto, silencio corporal, ubicación espacial del ruido que se escucha, reconocer timbres de voz, reconocer el ruido del medio ambiente, cerrar los ojos y la relajación.
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3 comentarios:

  1. La cocina es un excelente escenario para aprender de todo.

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  2. en nuestro blog subimos vídeos para fomentar la autonomía en niños y escribimos artículos relacionados con la misma.
    Un saludo
    http://educarenautonomia.blogspot.com.es/

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